Crecer en una familia de siete hermanos y ver el esfuerzo de sus padres por sacarlos adelante, llevó a Augusto Ruiz-Tagle a valorar el camino más que enfocarse en el destino, una ruta que, dice, implica tomar decisiones frente a situaciones desconocidas que “te obligan a conocerte como persona”. Así, este ingeniero civil de la Pontificia Universidad Católica y MBA de MIT Sloan, cuenta que aprendió “que para crecer, así como el talento es importante, también lo son la consistencia y determinación para avanzar, independiente de los inevitables errores que vienen con la inexperiencia”.
Por eso, para él la toma de decisiones siempre debe analizarse desde varias perspectivas. “Es difícil reducir las decisiones importantes en la vida a una sola decisión. En mi cabeza los caminos determinantes son definidos por cadenas de pequeñas decisiones que individualmente pueden no verse como determinantes, pero que en conjunto sí terminan siéndolo”, señala.
En el ámbito profesional, muchas de esas elecciones determinantes son el resultado de decisiones vinculadas a las experiencias de vida que ha buscado tener. “Por ejemplo, irme de viaje a recorrer el mundo con un presupuesto de casi US$10 diarios, exponerme a situaciones, obligarme a aprender idiomas”, detalla, agregando que esta última lo habilitó para entrar a su segundo trabajo.
Lo mismo ocurre con su opción de estudiar en una universidad fuera de Chile, que lo expuso a personas e ideas que terminaron entregándole visibilidad de oportunidades laborales y de desarrollo profesional que hasta ese entonces eran desconocidas para él. “Vivir la vida profesional basada en mi propósito de vida es la decisión profesional más inteligente que he tomado”, puntualiza.

Destácame: la respuesta al problema de la bancarización
La historia de Destácame se remonta al año 2014, cuando Augusto se encontraba junto a Jorge Camus y Sebastián Ugarte estudiando en Estados Unidos. “Como teníamos tiempo y los tres teníamos ganas de emprender, nos empezamos a juntar a estudiar las diferentes industrias, entender cómo venían creciendo, sus proyecciones e identificar problemáticas y oportunidades”, recuerda.
Así, mientras analizaban la industria financiera, hubo un dato que llamó su atención: menos de la mitad de la población, tanto en Chile como en Latinoamérica, estaba bancarizada. Esta información los llevó a enamorarse del problema y plantear una primera solución, que fue mutando en un sistema continuo de prueba, error, evaluación y reintento, hasta llegar a lo que es Destácame hoy.
Actualmente la fintech cuenta con cerca de cinco millones de usuarios en Chile y México, a quienes ayuda a alcanzar su bienestar financiero, a través de herramientas para salir de sus deudas, con el objetivo de que puedan regularizar sus finanzas, acompañándolos y reinsertándolos al sistema financiero.
“Este proceso es continuo, sigue siendo parte de nuestro corazón y cultura organizacional y es lo que nos motiva: lograr generar impacto social en una industria que todavía tiene a mucha gente excluida”, señala el cofundador de la compañía.
Sin embargo, el problema de la bancarización es muy complejo y tiene múltiples raíces, entre ellas el costo de ofrecer el servicio, el costo de la tasa de fondeo y el costo de no pago, que tiene que ver, por un lado, con la información disponible para evaluar a las personas, pero también con un tema que, desde la perspectiva de Ruiz-Tagle, tradicionalmente ha quedado desatendido: la educación sobre el compromiso que se toma al acceder a un crédito.
“Una de las decisiones más importantes que tomamos para el modelo de negocio fue declarar que la persona era el centro de todo y que los datos que existían –su footprint de información- eran de ella”, afirma.
Y si bien en sus inicios las empresas tradicionales veían el acceso a esta información como una ventaja competitiva, cuando les planteaban la idea de conectarse a sus bases de datos para consultarlas con el consentimiento de cada persona, la respuesta era negativa.
Tecnología: la clave de los ecosistemas
Tras varios meses de intentar establecer contacto con las empresas, finalmente decidieron recurrir a la tecnología, desarrollando como parte de la solución un mecanismo de extracción de información automático que se gatillaba a solicitud de cada persona. “El ecosistema y las herramientas han evolucionado, hoy más y más empresas dan acceso a la información de sus clientes, previo consentimiento digital de ellos obviamente, pero las bases de la interacción y de confianza con nuestros usuarios siguen intactas”, dice.
En ese sentido, para Augusto hoy prácticamente nadie concibe un negocio o una solución sin considerar la evolución tecnológica y digital que cada vez es más abismante. “Esta evolución tecnológica no solo pasa a nivel de esas verticales, también estamos viendo cómo hay disrupciones que son transversales como es lo que estamos viendo con la inteligencia artificial y sus modelos generativos de contenido, imagen y video”, comenta el cofundador de la fintech.
Asimismo, destaca que la mejor solución a los problemas salen de múltiples mentes pensantes. “Las mejores decisiones son las que consideran múltiples puntos de vista y experiencias de los stakeholders del sistema sobre el cual se está tomando esa decisión, y la clave está en identificarlos correctamente”, concluye.
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